Sobre ciertos aspectos de las revoluciones rusas de 1905 y 1917

La Voix des Communistes,
Periódico central ROCML
(Rassemblement organisé des communistes marxistes-léninistes)
n.° 25,
marzo 2019

A continuación, intentamos presentar algunas reflexiones sobre las tareas de los comunistas marxistas-leninistas en el contexto actual y en relación con las movilizaciones de los “chalecos amarillos”, evocando en esto la experiencia del período de preparación de la revolución rusa de octubre 1917. Un requisito previo indispensable para cualquier referencia a Lenin es tener en mente el contexto de esa época. He aquí cómo Lenin resume en 1902 el trayecto recorrido desde 1884 (recordemos que en esa época el término "socialdemocracia" iba aparejado con "marxismo")[[1]]:

La historia de la socialdemocracia rusa se divide claramente en tres períodos.

El primer período comprende cerca de un decenio, de 1884 a 1894 poco más o menos. Fue el período en que surgieron y se afianzaron la teoría y el programa de la socialdemocracia. El número de adeptos de la nueva tendencia en Rusia se podía contar con los dedos de las manos. La socialdemocracia existía sin movimiento obrero y pasaba, como partido político, por el proceso de desarrollo intrauterino.

El segundo período abarca tres o cuatro años, de 1894 a 1898. La socialdemocracia aparece como movimiento social, como impulso de las masas populares, como partido político. Fue el período de infancia y adolescencia. Con la rapidez de una epidemia, se propaga el apasionamiento general de los intelectuales por la lucha contra el populismo[[2]] y por la búsqueda de contactos con los obreros, el apasionamiento general de los obreros por las huelgas. El movimiento hace grandes progresos. […]

El tercer período despunta […] en 1897 y viene a sustituir definitivamente al segundo en 1898 (1898-?). Es el período de dispersión, de disgregación, de vacilación. Igual que mudan la voz los adolescentes, la socialdemocracia rusa de aquel período también la mudó y empezó a dar notas falsas […]. Pero iban cada uno por su lado y retrocedían los dirigentes nada más: el propio movimiento seguía creciendo y haciendo progresos gigantescos. […] Pero la conciencia de los dirigentes cedió ante la magnitud y el vigor del crecimiento espontáneo. Entre los socialdemócratas predominaba ya otra clase de gente: los militantes formados casi exclusivamente en el espíritu de la literatura marxista "legal"[[3]], que resultaba tanto más deficiente cuanto más alto nivel de conciencia reclamaba de ellos la espontaneidad de las masas. […] El movimiento socialdemócrata era rebajado al nivel del tradeunionismo […]. Lo que caracteriza a este período […] es […] la unión de un practicismo mezquino con la más completa despreocupación por la teoría.

Al extraer de los textos de Lenin tal o tal frase en forma aislada, uno puede encontrar semejanzas diversas entre lo que escribe y la situación actual en Francia. Sin embargo, si se quiere caracterizar globalmente el camino de desarrollo recorrido por el movimiento comunista y obrero en este país, difícilmente se encontrará un esquema de etapas sucesivas que se acerque a las características propias de Rusia antes de 1917. En Francia, actualmente, estamos más bien reducidos a un punto en el que, como señala Lenin para el período de 1884 a 1894, "la socialdemocracia existía sin movimiento obrero y pasaba, como partido político, por el proceso de desarrollo intrauterino". Lo que significa que todo lo que Lenin ha escrito más allá de este primer período no puede amoldarse mecánicamente a la situación de los comunistas marxistas-leninistas aquí y ahora.

Una pregunta ampliamente comentada, sino analizada, es la del aspecto espontáneo que – aparentemente o realmente – caracteriza en cierto grado las movilizaciones de los “chalecos amarillos”. En el marco de las consideraciones aquí expuestas, no se trata de evaluar este grado, sino de recordar en cual sentido esta cuestión de espontaneidad preocupó a Lenin. Fue durante el "tercer período" que luchó contra las orientaciones de los "economistas"[[4]].

Para desarrollar su crítica, Lenin cita las siguientes afirmaciones de los representantes del "economismo"[[5]]:

Escuchen: "La lucha política de la clase obrera es sólo la forma más desarrollada, amplia y eficaz de la lucha económica" […]. "En la actualidad, los socialdemócratas tienen planteada la tarea de dar a la lucha económica misma, en la medida de lo posible, un carácter político" […]. "La lucha económica es el medio que se puede aplicar con la mayor amplitud para incorporar a las masas a la lucha política activa" […].

Y desarrolla más en detalle[[6]]:

Rabóchaya Misl[[7]] no niega por completo la lucha política […]. Rabóchaya Misl entiende sólo que "la política sigue siempre dócilmente a la economía" (en tanto que Rabóchee Delo[[8]] varía esta tesis, asegurando en su programa que "en Rusia, más que en ningún otro país, la lucha económica está ligada de modo inseparable a la lucha política"). Estas tesis de Rabóchaya Misl y de Rabóchee Delo son falsas desde el comienzo hasta el fin si entendemos por política la política socialdemócrata. Como hemos visto ya, es muy frecuente que la lucha económica de los obreros esté ligada (si bien no de modo inseparable) a la política burguesa, clerical, etc. Las tesis de Rabóchee Delo son justas si entendemos por política la política tradeunionista, es decir, la aspiración común de todos los obreros de arrancar al Estado tales o cuales medidas contra las calamidades propias de su situación, pero que no acaban aún con esa situación, o sea, que no suprimen el sometimiento del trabajo al capital.

Por lo tanto: querer centrar la lucha política esencialmente en la lucha económica de los obreros acaba en reducir esta lucha política a "la aspiración común de todos los obreros de arrancar al Estado tales o cuales medidas contra las calamidades propias de su situación, pero que no acaban aún con esa situación, o sea, que no suprimen el sometimiento del trabajo al capital", es decir, al reformismo y, en la esfera sindical, al "sindicalismo de transformación"[[9]]. Esta "aspiración" que Lenin tiene en mente es espontánea[[10]]:

Vemos, pues, que Rabóchaya Misl, también en lo que respecta a la lucha política, lejos de negarla, rinde culto a su espontaneidad, a la falta de conciencia. […] en el sentido del culto a la espontaneidad de ese movimiento [el movimiento obrero de masas], es decir, reduciendo el papel de la socialdemocracia al de simple servidora del movimiento obrero como tal […].

Lenin, al rechazar esta concepción del papel de la socialdemocracia como una "simple servidora", afirma la necesidad de "elaborar independientemente una política socialdemócrata específica, que corresponda a los objetivos generales del socialismo"[[11]]:

Al reconocer plenamente la lucha política que surge en forma espontánea del propio movimiento obrero (o dicho con más exactitud: los anhelos y las reivindicaciones políticas de los obreros), renuncia por completo a elaborar independientemente una política socialdemócrata específica, que corresponda a los objetivos generales del socialismo y a las condiciones actuales de Rusia. […]

Pero Rabóchee Dele no sólo "defendía" a los "economistas", sino que él mismo incurría continuamente en sus equivocaciones principales. Esto se debía al modo ambiguo de interpretar la siguiente tesis de su propio programa: "El movimiento obrero de masas […] surgido en los últimos años es, a juicio nuestro, un fenómeno de la mayor importancia de la vida rusa y está llamado principalmente a determinar las tareas […] y el carácter de la actividad literaria de la Unión". Es indiscutible que el movimiento de masas representa un fenómeno de la mayor importancia. Pero la cuestión estriba en la manera de concebir "cómo determina las tareas" este movimiento de masas. […] Rabóchee Dele […] no ha dicho nada concreto acerca de cualesquiera tareas nuevas y ha razonado continuamente como si el "movimiento de masas" nos eximiera de la necesidad de comprender con claridad y cumplir las tareas que éste plantea.

Para objetar, Lenin apunta que[[12]]:

el movimiento de masas nos plantea nuevas tareas teóricas, políticas y orgánicas, mucho más complejas que las tareas con que podíamos contentamos antes de que apareciera el movimiento de masas. […] Será suficiente recordar que Rabóchee Delo consideraba imposible señalar al movimiento obrero de masas como primera tarea el derrocamiento de la autocracia […].

Contra los "economistas" Lenin opone la concepción socialdemócrata sobre "nuestra misión de desarrollar la conciencia política de los obreros", lo que impone "la tarea de organizar una campaña de denuncias políticas de la autocracia en todos los aspectos"[[13]]:

Cabe preguntar: ¿en qué debe consistir la educación política? ¿Podemos limitarnos a propagar la idea de que la clase obrera es hostil a la autocracia? Está claro que no. No basta con explicar la opresión política de que son objeto los obreros (de la misma manera que era insuficiente explicarles el antagonismo entre sus intereses y los de los patronos). Hay que hacer agitación con motivo de cada hecho concreto de esa opresión (como hemos empezado a hacerla con motivo de las manifestaciones concretas de opresión económica). Y puesto que las más diversas clases de la sociedad son víctimas de esta opresión, puesto que se manifiesta en los más diferentes ámbitos de la vida y de la actividad sindical, cívica, personal, familiar, religiosa, científica, etc., ¿no es evidente que incumpliríamos nuestra misión de desarrollar la conciencia política de los obreros si no asumiéramos la tarea de organizar una campaña de denuncias políticas de la autocracia en todos los aspectos?

Por analogía, se puede acertadamente emparentar estas consideraciones con la situación actual en Francia. Desde luego, el régimen a combatir no es el de una aristocracia, la opresión ejercida sobre las clases más diversas de la sociedad no concierne en primer lugar a un campesinado sufriendo la explotación feudal. El régimen a combatir es el de la dictadura de la burguesía que ha llegado a la etapa del capitalismo imperialista; entre las clases involucradas en la movilización de “chalecos amarillos” se encuentra, más bien que el campesinado, la pequeña burguesía. Sin embargo, entre las manifestaciones de opresión que no están directamente relacionadas con la lucha "económica", Lenin menciona "las concusiones de los funcionarios y el trato que da la policía a la “plebe” de las ciudades, la lucha con los hambrientos […] la exacción de tributos […] el trato cuartelero que se da a los estudiantes y los intelectuales liberales" etc.[[14]]. Al transponer todo esto al contexto actual, encontramos las manifestaciones de opresión que los comunistas deben denunciar ampliamente. De ello se deduce que debemos preocuparnos por los fenómenos destacados por los “chalecos amarillos”, intervenir en la dirección de los trabajadores que participan en estas movilizaciones, resaltar que el objetivo de la lucha por venir, más allá de la persona de Macron, del gobierno, debe ser el poder burgués globalmente, el sistema capitalista como tal.

Sin embargo, no se deduce que se tuvo que abanderar la causa de los “chalecos amarillos”, integrarse completamente en su "movimiento". Lenin, en la confrontación con los "economistas", contra estos opone su concepción de las tareas que incumben a la democracia social, desde un punto de vista práctico (somos nosotros quienes subrayamos)[[15]]:

Nosotros debemos asumir la tarea de organizar la lucha política, bajo la dirección de nuestro partido, en forma tan múltiple que todos los sectores de oposición puedan prestar, y presten de verdad, a esta lucha y a este Partido la ayuda que puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que sepan, en el momento necesario, "dictar un programa positivo de acción" a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los zemstvos[[16]], a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los maestros de escuela lesionados en sus intereses, etc., etc.

Obviamente, como comunistas marxistas-leninistas, tal y como están las cosas, no podemos mimetizar esta manera de plantearse la situación: "asumir la tarea de organizar la lucha política, bajo la dirección de nuestro partido". Como indicado más arriba, nos encontramos lejos de las características recalcadas por Lenin sobre el desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia, según las cuales, en primer lugar, "la socialdemocracia aparece como movimiento social, como impulso de las masas populares, como partido político", y luego, "el propio movimiento seguía creciendo y haciendo progresos gigantescos. La lucha proletaria englobaba nuevos sectores de obreros y se propagaba por toda Rusia, contribuyendo a la vez indirectamente a avivar el espíritu democrático entre los estudiantes y entre los otros sectores de la población[[17]]."

Finalmente, en lo que concierne al carácter interclasista de los “chalecos amarillos”, algunos consideran que no hay el menor problema para integrarlo en la acción del movimiento obrero. Para apoyar lo que presuntamente es certidumbre, se trae una cita de Lenin que supuestamente pone coto a cualquier duda[[18]]:

Quien espere la revolución social "pura", no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución. […] La revolución socialista en Europa no puede ser otra cosa que una explosión de la lucha de masas de todos y cada uno de los oprimidos y descontentos. En ella participarán inevitablemente partes de la pequeña burguesía y de los obreros atrasados – sin esa participación no es posible una lucha de masas, no es posible revolución alguna -, que aportarán al movimiento, también de modo inevitable, sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y sus errores. Pero objetivamente atacarán el capital, y la vanguardia consciente de la revolución, el proletariado avanzado, expresando esta verdad objetiva de la lucha de masas de pelaje y voces distintas, abigarrada y aparentemente desmembrada, podrá unirla y dirigirla, tomar el poder, adueñarse de los bancos, expropiar los trusts, odiados por todos (¡aunque por motivos distintos!), y aplicar otras medidas dictatoriales, que llevan, consideradas en conjunto, al derrocamiento de la burguesía y a la victoria del socialismo, victoria que no podrá "depurarse" en el acto, ni mucho menos, de las escorias pequeñoburguesas.

Ahora bien, he aquí que el mismo Lenin tiene en cuenta una interrogación legítima sobre este tema y aporta un argumento esencial (somos nosotros los que subrayamos)[[19]]:

Pero los admiradores demasiado celosos del "estrecho contacto orgánico con la lucha proletaria" nos preguntarán y nos preguntan ya: si debemos encargamos de organizar denuncias verdaderamente ante todo el pueblo sobre los abusos cometidos por el Gobierno, ¿en qué se manifestará entonces el carácter de clase de nuestro movimiento? ¡Pues precisamente en que seremos, nosotros, los socialdemócratas, quienes organizaremos esas campañas de denuncias ante todo el pueblo; en que todos los problemas planteados en nuestra agitación serán esclarecidos desde un punto de vista socialdemócrata firme, sin ninguna indulgencia para las deformaciones, intencionadas o no, del marxismo; en que esta polifacética agitación política será realizada por un partido que une en un todo indivisible la ofensiva contra el Gobierno en nombre del pueblo entero, la educación revolucionaria del proletariado – salvaguardando al mismo tiempo su independencia política -, la dirección de la lucha económica de la clase obrera y la utilización de sus conflictos espontáneos con sus explotadores, conflictos que ponen en pie y atraen sin cesar a nuestro campo a nuevos sectores proletarios!

Entregarse bienaventurado a la certeza de que "la revolución socialista en Europa no puede ser otra cosa que una explosión de la lucha de masas de todos y cada uno de los oprimidos y descontentos" y que los “chalecos amarillos” son un signo premonitorio en este sentido, es descartar cualquier consideración relacionada con la necesidad de construir el partido de vanguardia del proletariado, es hacer abstracción del estado actual de la lucha de clases, es vagar en un sueño donde uno se cree la rana que quiere ser tan grande como un buey.

Para intervenir correctamente en dirección de las capas pequeñoburgueses amenazados por el desclasamiento, hay que poder apoyarse en el movimiento obrero. Ahora bien, la organización del mismo movimiento obrero necesita la edificación de un verdadero Partido Comunista como vanguardia de la clase obrera. Lo que escribimos en un comunicado titulado "Dar de nuevo a la clase obrera su Partido comunista verdadero – Tarea fundamental del ROCML", se aplica por entero al contexto actual[[20]]:

La clase obrera – es decir el conjunto de los trabajadores explotados por el capital, colectivamente – no tiene consciencia actualmente de su lugar de fuerza motriz en el seno de la sociedad capitalista, capaz de liberarse de la explotación que sufre y al mismo tiempo de cumplir una misión histórica, la de conducir la edificación de la sociedad socialista, comunista, sin clases. El nivel de consciencia de los trabajadores es débil en lo que concierne la comprensión, tanto de las relaciones de producción capitalistas como fuente de explotación y opresión, como de la necesidad de derrumbar el poder de la burguesía para liberarse de esta situación. Hasta entre los militantes sindicalistas y políticas los más conscientes, la confusión prevalece. Esta falta de consciencia hace que los trabajadores quedan prisioneros del carácter espontaneo de sus luchas, lo que los expone a la influencia de la ideología burguesa y en particular del reformismo vehiculado por las capas de la pequeña burguesía.

 



[1]. "¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento" (1902); V. I. Lenin, Obras completas, Tomo 6; Moscú, Editorial Progreso, 1981; p. 3. Aquí p. 190-192.

A menos que se indique lo contrario, todas las citas son de este escrito.

[2]. Antes del surgimiento de los grupos marxistas, el trabajo revolucionario en Rusia fue realizado por los llamados Naródniki (Populistas), opositores del marxismo. Los populistas rusos opinaron que la fuerza principal revolucionaria no era la clase obrera sino el campesinado. Lenin desarrolla la crítica a los populistas en 1894 en su escrito "¿Quiénes son los “amigos del pueblo” y cómo luchan contra los socialdemócratas? (Respuesta a los artículos de Rússkoie Bogatstvo contra los marxistas)"; V. I. Lenin, Obras, Tomo 1; Moscú, Editorial Progreso, 1973; p. 11.

[3]. Cuando el marxismo se desarrolló ampliamente en Rusia, los intelectuales burgueses comenzaron a asumir la apariencia marxista. Hicieron imprimir sus artículos en revistas y periódicos legales, es decir, autorizados por el gobierno zarista. De ahí el nombre de marxistas "legales". Lucharon a su manera contra el populismo, buscando subordinar y adaptar el movimiento obrero a los intereses de la burguesía.

[4]. El término "economista" se refiere al hecho de que los representantes de este movimiento limitaron las tareas de la clase obrera a la lucha económica por el aumento de los salarios, por mejores condiciones de trabajo, etc.

[5]. p. 61.

[6]. p. 45.

[7]Rabóchaya Mysl (Pensamiento obrero): periódico de los "economistas", que apareció desde octubre de 1897 hasta diciembre de 1902 alternativamente en Berlín y Petersburg.

[8]Rabócheye Delo (Causa obrera): órgano de la Unión de Socialdemócratas Rusos en el Extranjero, que apareció desde abril de 1899 hasta febrero de 1902 en Ginebra.

[9]. En Francia, los reformistas han estado usando el término "transformación social" desde la década de 1960. Se utiliza regularmente en esferas políticas y sindicales.

[10]. p. 46 y 48

[11]. p. 47 y 48

[12]. p. 47 y 49

[13]. p. 60-61

[14]. p. 62

[15]. p. 91

[16]. En 1860, el zar Alejandro II inició una serie de reformas, incluida una división administrativa realizada en 1864: las provincias se subdividen en distritos. Estos últimos cuentan con asambleas administrativas, los Zemstvos, que cooperen con personas que participan a los asuntos del gobierno local.

[17]. p. 191.

[18]. "Balance de la discusión sobre la autodeterminación" (1916); V. I. Lenin, Obras completas, Tomo 30; Moscú, Editorial Progreso, 1985; p. 17. Aquí p. 57.

[19]. p. 96

[20]. Septiembre 2018.

https://rocml.org/redonner-a-la-classe-ouvriere-son-parti-communiste-veritable-tache-fondamentale-du-rocml/